¡Precaución! Auto-publicidad

He decidido incluir una antigua publicación mía en un nuevo blog, aprovechando mi cuenta en Blogger, para tenerlo todo recogido y ordenado, y no como en el fotolog, que andaba todo desperdigado. Tengo intención de retomar mi modesto ensayo sobre fiestas, borracheras, y alcoholismos varios, dentro de poco. Lo retomaré donde lo dejé, en la etapa 'desfase'. Por si os lo preguntáis, sí, este verano ha habido unos cuántos para tomar de referencia.
Aquí dejo el enlace: Ensayo sobre el Arte de Salir de Fiesta

jueves, 13 de noviembre de 2008

La realidad de la telerrealidad

Experimento: (...) operación destinada a descubrir, comprobar o demostrar determinados fenómenos o principios científicos.

Partiendo de esta definición, y considerando que aunque la RAE no lo notifique las Ciencias Sociales también son susceptibles de ser investigadas, no alcanzo a comprender la naturaleza experimental que semidioses de la televisión como Mercedes Milá atribuyen a joyas de la telebasura como Gran Hermano. Como experimento que es, debería demostrar algo, tener unas conclusiones, unos resultados, aunque sea una jodida moraleja, pero todo lo que queda es la horrorosa resaca del programa: incontables e insufribles horas de infelices ex concursantes en una dantesca orgía de trapos sucios, corridas insatisfechas y polvos inconclusos.

Me parece genial que existan este tipo de shows (mentira, me parece denigrante para la inteligencia humana), y considero completamente aceptable el ser seguidor de cualquiera o varios de estos programas (falso, me parece propio de personas que buscan rellenar sus anodinas vidas con experiencias ajenas), pero lo que no podría hacer nunca es defender a quien justifica el visionado de estas vomitivas piezas audiovisuales mediante afirmaciones del estilo: “es un programa didáctico”, o “se trata de comprobar cómo es la gente en realidad”. No puedo sino considerar absurdos estos comentarios, cuando me da por dedicar dos minutos de mi tiempo a semejante aberración televisiva y veo a una enana, en el más estricto sentido de la palabra, entristecida por que no se fija en ella un individuo que, por lo visto, debe de ser lo más de lo más dentro de la casa (he de volver a corregirme, jamás desperdicié ese tiempo, al menos no así, sino que me lo contaron).

En cualquier caso, parece como si la gente de verdad se creyera que ver estas bazofias sirve de algo más que como tema de conversación en las peluquerías. Como si hubiera una increíble ola de ignorancia en torno a semejantes excrementos televisivos (alejémonos ya de eufemismos) que impida apreciar que son simples pasatiempos para gente sin vida social, y que un experimento no puede funcionar cuando lo condicionas constantemente en favor del morbo, metiendo, por ejemplo, a toda una serie de frikis y subnormales que hasta los chinos saben que acabarían matándose entre ellos si les dejaran. Y aunque fuera todo aleatorio, ¿qué esperan demostrar? ¿Que la convivencia en una casa con 15 personas, fornicando unos con otras, otras con otros, y otros con los primeros, es jodida? ¿Qué cuando les dicen que el que gana se lleva un pastón van a vender hasta a su abuela por la guita? Eso lo demuestra Ricky Martin si se lo plantea no me jodas. A ver si asumimos todos que engendros como Gran Hermano y sinónimos no son más que los formatos que dan nombre a la telebasura, y se les aplica una connotación intelectualoide para que la gente se crea que aprende cuando lo ve. Si quieres televisión educativa pon los putos documentales de la 2, no seamos hipócritas.

Y ya el acabose es el último invento de uno de estos soportes audiovisuales de residuos tóxicos, en este caso Telecisco. La susodicha porquería gira alrededor de un macizo de gimnasio que, como si de un burdelesco desfile se tratara, tiene que ir descartando y eligiendo entre toda una suerte de bollitos chorreando por sus chocolatinas. He de decir, en este punto, que mi crítica va para esas rameras buscadoras de fama y, como siempre, para los creadores y sustentadores de tal despropósito. Nunca para el tal Efrén, que se lo tiene que estar pasando de cojones.

No hay comentarios: