¡Precaución! Auto-publicidad

He decidido incluir una antigua publicación mía en un nuevo blog, aprovechando mi cuenta en Blogger, para tenerlo todo recogido y ordenado, y no como en el fotolog, que andaba todo desperdigado. Tengo intención de retomar mi modesto ensayo sobre fiestas, borracheras, y alcoholismos varios, dentro de poco. Lo retomaré donde lo dejé, en la etapa 'desfase'. Por si os lo preguntáis, sí, este verano ha habido unos cuántos para tomar de referencia.
Aquí dejo el enlace: Ensayo sobre el Arte de Salir de Fiesta

jueves, 15 de mayo de 2008

Pongamos que hablo de la Non

Para no caer en un nuevo vacío de entradas en el blog, he considerado que lo mejor es llenar este hueco cuanto antes, con la información que anuncié hace unos días. Si lo dejo para otro día, Dios sabe que la pereza no hará sino crecer como una bola de nieve dentro de mi. Así pues, y dicho un poco más en cristiano, ¡al percal!

Comentaba en el anterior post que no fue agradable la experiencia de trabajar el día después de un etílico viaje hacia la resaca habitual. Y, repitiendo para entrar en materia, reincido en mi reincidencia en ese error, una semana después. La culpable no fue otra que la tan famosa como mal afamada discoteca lemoarra, Non.

Con un aforo no demasiado espectacular y una asistencia más escasa todavía, el local iba a ser testigo la noche del viernes 9, de una fiesta conjunta entre Sarriko y Medicina. Buenos nombres para conseguir una entrada decente, podríamos pensar. Sin embargo, y a falta de confirmación por parte de los beneficiarios*, el vacío presentado indicaba el más rotundo fracaso.

Lo que fracasó en abarrotamiento, sin embargo, lo ganó en buen ambiente. En un recinto sencillo donde conocía a un buen porcentaje de los asistentes, con dos zonas bien diferenciadas en cuanto a estilo musical se refería (y escuchando por primera vez en temporada festiva el Chiki Chiki), y unos chorizos recién asaditos a eso de las 3 de la mañana que fueron alegremente recibidos, la fiesta pintaba bastante bien. Pero, como suele suceder en estos casos, cuando las cosas mejor parece que van a venir, se tuercen, y más fuerza le doy a esta afirmación si la transformamos a estado líquido. No tan bien recibidos por mi cuerpo como el chorizo, cayeron a mi estómago los litros de cerveza, orgasmo y cubatas de ron.

Y es que, como dicen los eruditos en esto del beber, las mezclas nunca fueron buenas. Y mi estómago, impaciente como él sólo en estas lides, debía ser de la misma opinión. No llegando a expresar dicha idea bucalmente, sin embargo el malestar se hizo patente y pronto acabó lo bueno de la noche para mi. Tras una improvisada cabezadita y una salida de la discoteca (pulsera en muñeca) para ahorrarme la molesta cola del servicio, me encontré al intentar entrar de nuevo, con la sorpresiva obstaculación de unos descerebrados porteros acostumbrados a tratar con pastilleros y demás gente de su mismo cociente intelectual. Alegando su derecho de admisión y basándose en que mi estado no era el más adecuado (argumento de cierta veracidad, por otro lado), pretendían impedirme reingresar en el local.

Por una vez tuve la suerte a mi favor y recurrí a la ficha del guardarropas, tarjeta que funcionó casi como un pase VIP en una aventura gráfica, pues no se pudieron oponer a que recuperara mi sudadera. Sin embargo me establecieron una limitación temporal de aproximadamente 2 minutos (tiempo estimado del trámite ropero) para entrar y salir. Limitación que, evidentemente me pasé por el forro, y permanecí en la discoteca hasta que llegó la hora del primer autobús, y me encaminé hacia la salida junto a los primeros en entregar la cuchara como yo (no tanto por estado como por cansancio, la mayoría). El caso es que, al salir, recibí la reprensión de los porteritos de turno, por no haber cumplido su plazo. Defendiendo que, como el resto de borrachos allí presentes, había pagado mi entrada (quedando ésta bien a la vista en torno a mi muñeca), tuve que callarme instantáneamente al ver cómo el rostro de uno de los gorilas evolucionaba de 'cabrón descerebrado' a 'energúmeno descerebrado y cabreado', plantándose a escasos centímetros de mi persona.

Como yo no soy hombre de violencia, ni en la sobriedad ni en la ebriedad, y mi instinto de supervivencia suele sobrevivir hasta a la más terrible borrachera, tomé la mejor decisión de la noche: dar la vuelta y emprender los escasos 100 pasos que me separaban del autobús, no sin despotricar a los cuatro vientos sobre la "mierda de sitio" en el que había pasado la noche, al que no iba a volver "en la puta vida". Opinión ésta, más fruto de la contrariedad del momento que de la realidad, o del alcohol que recorría mi sistema circulatorio. Y es que, lo cierto es que no lo pasé mal, salvo las manchas que no le pueden faltar a cualquier noche, que en esta ocasión fueron un poco más oscuras de la media.

Al día siguiente, si bien la resaca exisitó, no fue tan dura como el sábado anterior, y la jornada laboral fue más aceptable. Tras culminar las 20 horas y media del fin de semana (sin más hechos destacables), al día siguiente pude ser testigo al salir del videoclub de los últimos minutos de otro triste partido de un Athletic que acabará la temporada flojeando en muchos aspectos, tras haberlos superado durante gran parte de la segunda vuelta. Incapaces de doblegar en casa a un Racing en caída libre (desde muy alto, eso sí), y darnos una doble alegría a la afición rojiblanca, ahora toca a los leones viajar a tierras andaluzas a destrozar con garra y buen fútbol a un Sevilla con matrícula europea. Esperemos que al menos la imagen sea positiva. Si esto se consigue, no hay razón para pensar que no podemos llevarnos el gato al agua.

Añado unas últimas líneas, tras haber convertido el post en popurrí, para decir dos cosas más. Una primera, en tono con la anterior, para desear la pronta recuperación de Fran Yeste, jugador que lo ha dado todo por el club en los malos y buenos momentos, pero que ha sido en los buenos cuando más ha brillado. El año que viene, con el viento a favor, será una pieza importante si sigue en el equipo y lima sus (seguro que exageradas) asperezas con el técnico de Utrera. Y ya para terminar, desearme a mi y a los asistentes mañana a la última fiesta Fever UNIVERSITY (de Biología), una divertida y recordada velada para inaugurar, ya en breve, la temporada de exámenes pre estival.

*Confirmación recibida: 7€ de ganancia per capita. Triste, muy triste.

1 comentario:

Esther dijo...

Ya que no te has presentado a Mardaras (ya hablaremos de esto) podías haberte dedicado a actualizar el blog.
Aunque por otro lado, no diré nada si eso significa que estás concentrando tu esfuerzo en hacer un pedazo de trabajo para una asignatura de cuyo nombre no quiero acordarme (porque me da la risa...).

Sin más que aportar a un post que no me identifica para nada, desearte una feliz (o no muy triste) época de exámenes. Que no queda nada ;)