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He decidido incluir una antigua publicación mía en un nuevo blog, aprovechando mi cuenta en Blogger, para tenerlo todo recogido y ordenado, y no como en el fotolog, que andaba todo desperdigado. Tengo intención de retomar mi modesto ensayo sobre fiestas, borracheras, y alcoholismos varios, dentro de poco. Lo retomaré donde lo dejé, en la etapa 'desfase'. Por si os lo preguntáis, sí, este verano ha habido unos cuántos para tomar de referencia.
Aquí dejo el enlace: Ensayo sobre el Arte de Salir de Fiesta

domingo, 18 de mayo de 2008

Ha nacido un nuevo romance

“All you need is love”, rezaba un conocido tema de aquel mítico grupo de Liverpool que fueron The Beatles. Obviando la exageración que pueda contener semejante afirmación, algo de razón sí que tenían. Leído esto y el título de la entrada, no penséis que me voy a poner pasteloso, pues demostraríais conocerme más bien poco.

Hablo del tipo de sentimiento que recorre las gradas de San Mamés cuando saltan al campo los 11 jugadores que defenderán hasta la muerte los colores que portan. Hablo del tipo de sentimiento que circula por mi cuerpo cuando veo a mi equipo adelantarse en el marcador. Es ese sentimiento que tiene que ver con pertenecer a la afición de un equipo. Y es que a partir de hoy, al igual que soy del Athletic, seré seguidor del Bilbao Basket (‘Iurbentia’ es un patrocinador que sólo se mantendrá en los buenos momentos, veremos qué tal respone en horas bajas). Los que me conocéis, conocéis también mi sentimiento athleticzale desde hace años. Años en que el equipo rojiblanco no ha vivido sus mejores temporadas, pero cuya verdadera afición, a la que pertenezco, nunca ha bajado el pistón.

Ser aficionado del Bilbao Basket me compromete pues a todo lo que ello conlleva, tanto celebrar las victorias como sufrir las derrotas. Mal momento, podrían pensar muchos, tratándose del día en que nos hemos eliminado del play off por la liga. Prefiero verlo como el día en que hemos tocado el techo de esta temporada (no de esta generación). El equipo de los Weiss, Marcelinho, Recker, Banic, Savovic, Salgado... nos ha recordado que en Bilbao no sólo existe el fútbol, y nos ha hecho soñar con éxitos deportivos. Sólo por esto, ya merecen nuestros aplausos, o al menos, los de todos los que este año hayamos cantado sus triples, jaleado sus tapones y vivido sus victorias. El partido de esta tarde es sólo un tropiezo dentro del océano de alegrías que nos han proporcionado a los que hemos asistido al nacimiento de este nuevo romance deportivo.

Igual que hace unos días me felicitaba a mi mismo por ser seguidor del Athletic incluso cuando venían mal dadas y no perder la confianza en el equipo, no mantendría la coherencia si hoy no hiciera lo propio con toda la gente que ha seguido a los ahora ‘men in black’ desde sus tiempos en la LEB, o incluso antes, siendo el Caja Bilbao. Al acabar el partido, las lágrimas que han salpicado mi rostro me han llevado a proponerme pertenecer a esa afición, a las duras y a las maduras, a partir de hoy. Terminado este punto, sólo me queda un comentario al respecto: “’Marce quédate!”.

Un último párrafo para destacar el desganado final de temporada de un Athletic que ha levantado el pie del acelerador ante la tranquilidad de la permanencia. Falta de ambición, pánico europeo o, simplemente cansancio (comprensible por la plaga de lesiones), cualquiera puede haber sido el factor determinante, en cualquier caso es algo ya irrelevante. El 4-1 en Sevilla deja bien claro que de momento no hay madurez para jugar en Europa, sólo queda dar las gracias a toda la plantilla por regalarnos una relativamente agradable temporada de transición, y pedir, ahora sí, que el año que viene apuntemos un poco más alto, que ya va siendo hora.

Así pues, ¡Aupa Athletic y Aupa Bilbao Basket!

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