¡Precaución! Auto-publicidad

He decidido incluir una antigua publicación mía en un nuevo blog, aprovechando mi cuenta en Blogger, para tenerlo todo recogido y ordenado, y no como en el fotolog, que andaba todo desperdigado. Tengo intención de retomar mi modesto ensayo sobre fiestas, borracheras, y alcoholismos varios, dentro de poco. Lo retomaré donde lo dejé, en la etapa 'desfase'. Por si os lo preguntáis, sí, este verano ha habido unos cuántos para tomar de referencia.
Aquí dejo el enlace: Ensayo sobre el Arte de Salir de Fiesta

martes, 22 de abril de 2008

Una forma centenaria de vivir el fútbol

Hay un equipo que no se ha dejado influir por el virus empresarial que puebla el mundo del fútbol. Hay un equipo donde todavía el deporte no ha pasado a convertirse en negocio. Hay un equipo que sobrevivió al boom de los fichajes extranjeros, a la ley Bosman y a rivales plagados de argentinos, brasileños y holandeses, sin necesidad de hacer bueno aquel cliché sobre unirse al enemigo por cobardía.

No creo que haga falta decir el nombre del susodicho club. Hay muchos que han cuestionado la ya centenaria filosofía rojiblanca, desde dentro (por miedo) y desde fuera (por envidia). Unos consideraban necesario un cambio radical en la forma de vivir el fútbol del club para sobrevivir en la piscina de tiburones en que se ha convertido la primera división. Otros, oficialmente declarados anti-athletic, achacaban la política del club, desde su más absoluta ignorancia, al racismo o despropósitos similares.

El hecho es que estos 2 últimos años nadie puede negar que ha existido, tanto el miedo como el deseo, de que dejáramos de pertenecer a la élite futbolística española. Pero los verdaderos athleticzales siempre hemos creído que sería un error cambiar lo que nos ha caracterizado durante más de un siglo, y que podíamos levantar la cabeza sin necesidad de fichar fuera de nuestro mercado.

El tiempo nos ha dado la razón a los que siempre hemos confiado en ello, y hoy podemos decir que vamos camino de tener una plantilla competitiva. Este primer año de Caparrós (entrenador de cantera donde los haya y que merece todo nuestro apoyo), ha sido simple transición. Las cosas a partir de aquí sólo podrán ir a mejor, siempre con el fútbol base como principal baza y recurriendo únicamente a refuerzos de la tierra. Esta filosofía puede tener sus inconvenientes, pero desde luego tiene sus virtudes. La principal es mantener vivo el espíritu deportivo que hizo grande el fútbol. Si un alemán marcara el gol decisivo del Athletic en la final de la Champions, no digo que no lo celebraría, pero desde luego, no sería lo mismo. No estaría celebrando el gol de un jugador formado futbolísticamente en Lezama, criado en la tierra y defensor del escudo situado junto a su corazón. Estaría celebrando el gol de los 2 millones de euros que costó traer a ese individuo al equipo, y dinero es algo que puede aportar cualquier entidad. El fútbol no debe ser una lucha empresarial.

Otra importante ventaja de buscar siempre a los mejores futbolistas dentro de un marco tanto terrenal como cultural, es que hay más probabilidades de que los jugadores sientan, como se dice en el argot futbolístico, los colores. Y más si tenemos en cuenta que más de la mitad de la plantilla está compuesta por canteranos, algo de lo que me extrañaría que pudiera presumir cualquier otro equipo de la élite. Siendo esto así, y con un tratamiento adecuado a los cachorros e inculcándoles desde las categorías inferiores la cultura Athletic, será más difícil que las perlas de Lezama abandonen la discuplina del club.

Terminada mi defensa de la centenaria filosofía del Athletic Club de Bilbao, sólo me queda felicitar tanto a los (ahora sí) leones, por el resurgimiento que están haciendo efectivo en este año bisiesto, como a Don Joaquín Caparrós (Jokin para los amigos), por saber leer entre líneas la enfermedad de este equipo y resucitarlo con la medicina que le ha hecho grande: su cantera. Y, como afionado del equipo, debo autofelicitarme, al igual que a todos los que como yo, creyeron en una pronta resurrección rojiblanca sin traicionar la tradición.

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